lunes, 14 de octubre de 2013

Prepara y planifica tu jornada de pesca desde cualquier lugar del mundo



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Buena pesca.

domingo, 3 de diciembre de 2006

La nueva ley de Parques Nacionales admite la caza como «control poblacional»


El proyecto de la nueva ley de Parques Nacionales, que ha sido aprobado con competencia legislativa plena por la Comisión de Medio Ambiente del Congreso de los Diputados, admite la caza como «control de población y equilibrio ecológico».
El texto aprobado en Comisión y que pasa ahora al Senado, incorpora una enmienda transaccional que remite la decisión sobre la práctica de la caza, la pesca y la tala al Plan rector de uso y gestión de cada Parque Nacional. Durante el debate, la diputada popular María Teresa de Lara defendió la posibilidad de que «con carácter excepcional» la caza pudiera ser practicada «por los titulares de los terrenos o personas, asociaciones u organismos con quienes tengan dispuesta la cesión de los derechos de caza, de acuerdo con la normativa sectorial vigente en la correspondiente comunidad autónoma». Según de Lara, justifica esta práctica la evidencia de que «resulta estrictamente necesario el control poblacional de algunas especies, ya que la ausencia de ese control puede disparar las poblaciones y alterar el equilibrio ecológico del Parque». Sin embargo, la transaccional elaborada por el grupo socialista y votada posteriormente recoge solamente que «parece razonable incorporar una precisión sobre el control de poblaciones, pero no es plausible ir más allá». En declaraciones a Efe, la diputada socialista María Mercedes Coello Sánchez explicó que «los cazadores no pueden ser quienes decidan cuánto se caza; no se puede ser juez y parte y se les puede ir la mano». El texto que, tras su aprobación pasa al Senado, establece la prohibición de «la pesca deportiva y recreativa y la caza deportiva y comercial, así como la tala con fines comerciales», pero agrega que «no quedan afectadas por la prohibición anterior las actividades que la administración gestora del Parque Nacional programe y organice en materia de control de poblaciones, de acuerdo con las determinaciones del Plan Director y del Plan rector de uso y gestión». Precisamente en la normativa de los Planes Rectores de Uso y Gestión reside otra novedad de este proyecto de ley, dado que antes de ser aprobados, estos planes deberán ser sometidos a información por parte del Consejo de la Red de Parques Nacionales. Según el nuevo texto, formarán parte del Consejo, además de la Administración General del Estado y las Comunidades Autónomas —que ya lo hacían—, los municipios en los que estén situados los Parques Nacionales y representantes de organizaciones ecologistas, agrarias, pesqueras, empresariales y sindicales, así como una representación de las asociaciones de propietarios de los terrenos incluidos en los parques. De este modo estas organizaciones participan en la labor de «informar sobre la propuesta de declaración de nuevos Parques Nacionales o de modificación de los ya existentes y este informe deberá ser previo a la tramitación legislativa de la propuesta», que corresponde al Consejo. Sin embargo, todas aquellas enmiendas referentes a las competencias de las comunidades autónomas sobre los Parques Nacionales que exceden del ámbito de la gestión resultaron rechazadas «prácticamente por unanimidad», según explicó María Mercedes Coello. Por otro lado, el nuevo texto muestra también sensibilidad con las personas discapacitadas y así el artículo 8 incorpora una nueva versión de los objetivos de los Parques Nacionales. Según el documento, el objeto de estos territorios protegidos es «conservar la integridad de sus valores naturales, representativos del sistema natural español por los que ha sido declarado, así como fomentar su uso y disfrute público sin excluir a quienes presentan algún tipo de discapacidad».

martes, 28 de noviembre de 2006

La pesca habitual



Lo habitual es no pescar nada. O pescar muy poco. Todo lo que no sea eso, es decir, siempre que pesquemos algo, cualquier cosa, ya habrá constituido un triunfo.




¿Les parezco muy pesimista? Quizás, pero pretendo ser objetivo, y si llevamos a cabo un recuento de los aficionados que practican su afición en nuestras costas un día cualquiera y las capturas de cierto porte que se han conseguido dicha jornada, veremos que no sale ni a una por individuo.
Vaya por delante que siempre me estoy refiriendo a las costas españolas y que esto no es extrapolable a otros puntos del planeta, donde salir a pescar se ajusta a su significado original.

Aquí, por desgracia, "ir de pesca" ha tomado diversas acepciones con el paso del tiempo, que hoy equivalen a cosas tales como salir a dar un paseo por la costa (en caso de practicar spinning), a sentarse plácidamente a pasar la tarde junto al agua (en el supuesto de la pesca a flotador), a contemplar las estrellas en la tranquilidad de la playa nocturna (si lo que nos tira es el surfcasting), y así otras muchas.Varios significados en los que, en ningún caso se contempla la captura de peces. Como mucho, la intención de conseguirlo, que ya es algo.
Por eso, en un ejercicio de posibilismo, nos vemos forzados a plantearnos cuál o cuáles son las especies que con mayor facilidad podrán acabar enganchadas en el extremo de nuestra línea. En caso de que queramos pescar algo, naturalmente.
Una vez que nos formulamos este tipo de preguntas, las respuestas a las mismas nos llevarán a realizar una pesca mucho más consecuente con nuestras posibilidades y, sobre todo, con las de nuestro entorno.
Porque, como ya hemos dicho por activa y por pasiva, nuestras costas están arrasadas. Básicamente por dos factores: la contaminación y la pesca comercial Por supuesto, muchos otros agentes nocivos, pero, también, de mucha menor envergadura.
Por cierto, que hace poco leía que una cofradía de pesca había hecho público su malestar por la escasez de capturas y culpaba a un club de pesca submarina, como causante de esta merma. En concreto, achacaba a los concursos de pesca submarina celebrados en las inmediaciones de su caladero el descenso de las capturas comerciales. Y lo peor es que ese tipo de acusaciones tienen bastante eco mediático y confunden a la opinión pública. O sea, que unos pescadores submarinos que celebran un concurso y que matan unas cuantas docenas de lisas (mugílidos) y algún que otro durdo (lábrido) y poco más -que vienen a ser las capturas habituales de este tipo de concursos-, son los responsables de que las artes vengan vacías. Pues no, señores. Las artes vienen vacías porque antes vinieron demasiado llenas.
Llenas de peces con valor comercial, pero también rebosantes de alevines y de especies no comerciales sacrificadas inútilmente. Y además no se respetaron las vedas ni los sitios protegidos. Y la luz de la malla se hizo progresivamente menor, para atrapar todo lo que se moviese por la mar océana. Y se utilizaron artes y métodos ilegales. Y con la excusa de hacer cebo para las costeras del bonito, se enmalló mucha pesca de poco tamaño.
Y se largaron volantas de cientos de kilómetros (sí, cientos, no es una errata) a la deriva para barrer literalmente los océanos. Y los arrastreros destrozaron los lechos de la plataforma continental para llevarse todo lo que tuviera vida. En fin, que prefiero no seguir y que, aunque estoy hablando en pasado, pueden ustedes ponerlo en presente sin temor a equivocarse.
Lo cierto es que en los últimos 20 años hemos visto algunas especies de alto valor comercial (caso del besugo en el Cantábrico, por ejemplo) prácticamente extinguirse en aguas donde, hasta entonces y desde hacía miles de años, eran abundantes. Y muchas otras especies apetecibles quedar bajo mínimos, hasta el punto de que su captura se considera anecdótica.
La contaminación ha tenido mucho que ver con esto. De eso no hay duda. Pero hoy en día existe mucho mayor control en cuanto a vertidos, aguas contaminadas, filtros en la industria, etcétera, que hace veinte años, y, sobre todo, más conciencia por parte de todos, incluidas las instituciones. Lo que todavía no parece plantearse en serio es la abolición de un modelo pesquero que no es viable ni un día más y que, cada hora que pasa, evidencia que es pan para hoy (ya ni siquiera eso) y hambre y destrucción para un mañana que ya es presente. Por mucho que algunos echen la culpa a los sufridos pescadores deportivos, sean los submarinos o los que emplean cualquier modalidad de superficie.
La pesca comercial no puede continuar tal y como la conocemos. Necesitamos cambios drásticos para salvar lo que se pueda y tratar de invertir el proceso de deterioro antes de que sea irreversible.